domingo, mayo 24, 2009

Nuestro cerebro I

 El cerebro es el principal órgano del sistema nervioso central (SNC) en cualquier especie con capacidad de desplazamiento: todas aquellas incapaces de captar la energía del Sol, o de las toberas volcánicas marinas, donde moverse sería una desventaja.  El sistema nervioso permite a unas formas de vida la traslación que necesita para acercarse a alguna fuente de energía indispensable en sostener sus vida o para escapar de cualquiera que las busque para aprovecharlas de alimento. Apareció en especies complejas: compuestas por células diferenciadas y especializadas; luego de una prolongada selección natural, de numerosas mutaciones y de considerable aumento celular tanto en variedad como en cantidad. Ocurrió en unos organismos más bien alargados, con una suerte de tubo o canal neural que les que proveía de movimiento en el océano donde estaba la vida original, posteriormente, uno de sus extremos empezó a diferenciarse y agrandarse agrupando un creciente numero de neuronas, conformando los primeros y simples cerebros.

 Tenían un papel doble y entrelazado: coordinar las células que se estiraban y encogían. Esta variedad celular crecía de forma paralela (y por consecuencia) con las neuronas en los crecientes cerebros y lo hacían desde que aparecieron las primeras células que se puedan identificar como nerviosas ya que son la reacción mecánica al proceso electro bioquímico de las células nerviosas. Ejecutado al unísono coordinadas por neuronas de los incipientes cerebros dotaban de desplazamiento a la especie; lo esencial es que así contribuían con la supervivencia individual y la de especie; función igual a la de cualquiera otros órganos y sistemas anátomo-fisiológico que se formaban. El movimiento no está ya solo relacionado con el desplazamiento espacial del organismo sino que incluye los movimientos y flujos internos necesarios para que todas y cada uno de las células que lo conforman cumplan las funciones vitales primordiales: captación de nutrientes y gases que provean y transformen la energía que necesitan para vivir, y la excreción de los desechos gaseosos, líquidos y sólidos resultantes. Para entonces las membranas de muchas células ya no estaban en contacto directo con los nutrientes y gases del mar.

 Hoy después de varios miles de millones de años de adaptación a través de selección natural, mutaciones y la aparejada extinción, aparición, extinción, aparición… de miríadas de especies (en una palabra: evolución), el cerebro en algunos organismos aumentó su habilidad para la supervivencia sobre la de coordinar al SNC. Esto se da en las especies donde el tamaño del cerebro es mucho mayor que lo que se necesita para sus funciones principalmente coordinadoras: los primates, algún cuervo y los cetáceos dentados: delfines y orcas, e indentados: ballenas.

 Los chimpancés, bonobos y todos los que han sido miembros del género Homo y alguno que otro primate (vivo o extinto) así como los cuervos de Nueva Caledonia son aptos para fabricar herramientas; sus conexiones ínter neuronales son capaces de hacer bastante más que regular los movimientos internos o de desplazamiento: ¡los hace más competentes para sobrevivir! El saber construir y utilizar alguna herramienta permite al individuo adquirir mayor cantidad de energía gastando menos. Aumenta por ello la fortaleza y resistencia del individuo con lo que puede vivir más y mejor, con mayores posibilidades de aparearse y transmitir sus genes y con ellos, culturalmente, esa destreza para construir y utilizar las herramientas: los hijos viendo a sus padres aprenden por imitación. Los cetáceos y primates además tienen una vida social muy activa lo que hace transmitir destrezas o conocimientos a otros miembros del grupo social que conforman. Los primeros planean una estrategia para capturar la mayor cantidad de presas y alimentarse todos y bien. Para ello utilizan un sistema de comunicación con sonidos y ruidos que ubican los diferentes puestos y funciones de los individuos dentro del grupo de ataque, poder así rodear, conducir a una trampa y obtener el mayor número de capturas. Por la naturaleza del ambiente donde se viven los primates sus destrezas para cazar en grupo son elementalmente las mismas pero tienen prioridad las presas grandes y voluminosas. Esas son acciones donde el cerebro lleva la voz cantante en cada individuo y se constituye en su ventaja para cazar y defenderse.

 Volviendo a tiempos idos, los primates bípedos u homínidos fueron adquiriendo más ventajas con sus extremidades libres. Ya no fueron necesarias para desplazarse, podían usar sus manos para construir utensilios con más precisión y diversos materiales. Desgraciadamente los únicos que conocemos son de piedra o conchas marinas, materiales imperecederos que resistieron los 6 millones de años de presencia homínida en la Tierra. Los registros en piedra se inician cerca de 2 millones de años atrás. No hay indicios que evidencien el uso de armas, herramientas y utensilios de cuero, madera o hueso. Podemos conjeturar muchas cosas. Sin embargo creo que es sensato y racional pensar que si los chimpancés actuales usan troncos, piedras sin tallar u objetos duros como armas en sus costumbres de caza, ¿por qué no lo hacían los homínidos hace 3, 4, ó 5 millones atrás? Incluso, algunos con cavidades craneanas mayores que las de los chimpancés modernos, lo que supone un cerebro más grande.

 El uso de las manos en la construcción de los utensilios del material que fueran, agrandó el cerebro al aumentar el número de neuronas necesarias para coordinar los nuevos movimientos de los dedos y así utilizarlos con creciente precisión. ¡A mayor cantidad de neuronas mayor cantidad de conexiones neuronales! Por primera vez en la historia de la Evolución en el planeta habrá una evolución paralela, cultural que también se transmitirá de especie a especie descendiente y que a diferencia de la biológica ¡si es progresiva y perfectible! Gracias al cerebro en la Tierra se verán cosas maravillosas. Las especies del género Homo lo harán.

 Y, ¡tenemos conciencia de ello! Tal vez no todos los miembros de la especie… pero los que la tienen la están difundiendo.






1 comentario:

  1. La supuesta exclusividad de nuestras capacidades cognitivas ha sido desde siempre el argumento del antropocentrismo, el desprecio y la crueldad contra los animales. Sin lugar a dudas el descubrimiento de capacidades similares en otras especies nos ayude a ser más humildes y a mirar con más respeto a otras criaturas, eso espero.

    Somos parte de una gran familia, la de los seres vivos y no hay nada en nosotros que sugiera que no tengamos la misma huella de ese "bajo origen" como dijo una vez Charles Darwin.

    Buen post.

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